
Esta es una carta que redacte para un Foro político que organizaron unos amigos en la UDEM, el cual fue todo un éxito gracias a ellos.
La entregarón a todos los jóvenes que asistieron a este foro de candidatos a gobernador en Nuevo León, espero haber sembrado en ellos una semilla.
¿Qué pienso sobre la participación juvenil?
Me han pedido que escriba unas palabras sobre la participación juvenil en la política, y más que mi opinión sobre este tema en específico, me agradaría dejar unas ideas para el joven que las lea, sembrarlas en él, esperando a que de fruto en años duros por venir.
Los jóvenes que quieran participar en la política, en lo personal, deben de tener 3 cosas: amor, valentía y un ideal.
El amor, muestra de agradecimiento hacia con la sociedad, traducida en el ejercicio serio del poder, es: la entrega total de uno mismo sin esperar nada a cambio, es lo que nos motiva a hacer lo correcto, porque es lo correcto. El verdadero amor nos llevara por la senda de la verdad y de todos los valores necesarios para perseverar en la buena política. Porque al amor, es lo que nos conecta con nuestro lado humano, asegurándonos de que en cualquier decisión económica, política, cultural o social la persona estará en el centro para preservar y promover su dignidad, pues cada persona vale más que todo el universo creado. Porque nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos y, para el político sus amigos están en la patria.
La valentía del joven político verdadero deriva de la profundidad de sus convicciones y de la superioridad inquebrantable en su propia esencia y valía. De nadie espera y de nadie teme nada, que cifra toda su vida en su propio esfuerzo personal. Escaso y escueto, o abundante y rico en matices, el ideario del joven político verdadero tiene la suprema virtud de ser suyo, de ser auténtico, de estar íntimamente incorporado a la personalidad propia. Por eso es eficaz, ejecutivo y sustentador de la intrépida acción. El joven político verdadero no conoce la indecisión, la vacilación típica del político pragmático y maquiavélico, cuya ideología, hecha de ideas atropelladas, de pseudocultura verbal, no tiene ni arraigo ni orientación fija. El político pragmático anda por la vida como náufrago; va buscando asidero de leño en leño, de oportunidad en oportunidad, de teoría en teoría. Pero como en ninguna de esas teorías cree de veras, resulta siempre víctima de la última ilusión y traidor a la penúltima. El joven político verdadero, en cambio, cree en lo que piensa y piensa lo que cree. Su vida avanza con rumbo fijo, neto y claro, sostenida por una tranquila certidumbre y seguridad, por un ánimo impávido y sereno, que ni el evidente e inminente fracaso es capaz de quebrantar. Esa seguridad en sí mismo del político humano es por una parte sumisión al destino y por otra parte desprecio de la muerte y al materialismo moderno. Porque el joven político verdadero y humano siempre con valentía defenderá sus ideales, aunque le cueste la vida o en palabras más aterrizadas, aunque le cueste su puesto.
El ideal lo defino como el sueño noble de nuestras vidas, la razón de nuestras luchas, y al idealista le llamo JOVEN; el ideal es lo que nos mantiene con la vista arriba y espada desenvainada, es lo que nos da fuego en el corazón y a la vez control en nuestro animal interior. Porque los grandes idealistas han luchado las batallas más sangrientas, las guerras más extensas y al final han triunfado. El joven debe de sobrepasar el pragmatismo y el materialismo frío, hueco, vacío… y luchar por todo lo noble. Tener una idea por la cual valga la pena pelear y morir. Porque se lucha con valentía y amor, cuando hay una idea que defender.
En conclusión, yo tengo la teoría de que faltan más jóvenes, no sólo en partidos políticos, sino jóvenes políticos sin partido, porque el bienestar de nuestra nación, el bien común de la sociedad, se alcanza en el trabajo en conjunto, sin distinción de partido. Y mientras los jóvenes no quieran basar su actuar en AMOR, VALENTIA y un IDEAL, estaremos todos destinados a más de lo mismo, antes de alcanzar un proyecto en común, porque no es por otro medio que por nosotros mismos, donde se encontrara el alma de la nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario